Los encuentros que se dan en nuestras vidas nunca son casuales. Somos moléculas que convergen y se unen a otras partículas como el agua que llega al río. Las filtraciones de luz se dan en la alegría de los hallazgos que comparten vínculos y en ellos se genera amistad y empatía. Los movimientos abstractos nos recuerdan un caudal de formas múltiples en armonía.